Son muchos los vestigios que el paso del Imperio romano dejó en la península, y Clunia supone uno de los más importantes del norte de España. Su historia la configuró como una de las principales ciudades romanas y capital de convento, hecho que dotó a este enclave de una estructura urbana y de edificios municipales que tras años de decadencia, olvido y expolio han constituido uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes y extensos.
Por este motivo, los alumnos del Master de Habilidades para la Gestión del Patrimonio Cultural pudieron empaparse de su historia de la mano de sus directores e investigadores, Miguel Ángel de la Iglesia y Darío Álvarez. Con la mirada puesta en unos 4 o 5 años, explicaron las operaciones del nuevo Plan Director, que como objetivo principal se propone ofrecer una visión más allá de sus límites actuales.
Un entorno el de Clunia, marcado por la riqueza enogastronómica de la Ribera del Duero, los conjuntos históricos y patrimoniales de Peñaranda de Duero y el Monasterio de Santa María de la Vid, o la Villa romana de Baños de Valdearados, esta última, motivo también de visita para los alumnos del Máster.
Siglos de historia enterrados en un cerro
Los trabajos de arqueología desarrollados hasta ahora han ido configurando un mapa histórico de los orígenes de la ciudad. Sus antecedentes son los núcleos celtíberos de las tribus arévacas que se albergaban en el cerro del Alto del Cuerno, próximo al Alto de Castro donde se levanta Clunia.
La ciudad mantuvo su mayor apogeo durante los siglos III, IV y V cuando era capital de convento romano y por tanto centro judicial, cultural y comercial de la provincia. Se la dotó así de un foro bien configurado y de gran dimensión, unas termas y un teatro romano, el más grande al norte de la Península Ibérica.
Tras la cristianización de la ciudad, Clunia no consigue la capitalidad episcopal del territorio y empieza su decadencia. Con el tiempo, el Alto de Castro pasó a propiedad de la Iglesia, y los edificios se utilizan de cantera para extraer piedras. Entre la primera y segunda desamortización las tierras pasan a manos de particulares, favoreciendo el expolio de los restos que quedaban y convirtiendo la zona en un área de cultivo.
Arqueología, investigación y gestión aliados para el futuro de Clunia
Las primeras excavaciones comenzaron en la segunda mitad del s. XVIII, cuando se documentan y estudian los restos arqueológicos del Alto de Castro, así como los materiales dispersos por los pueblos de los alrededores, y se excava en el Teatro, del que se traza un plano. La sistematización del trabajo llega de la mano de Blas Taracena en 1931 hasta 1934, momento en el que se declara el sitio Monumento Nacional, comprando el Estado algunos terrenos.
Finalmente, el espacio pasa a depender de la Diputación de Burgos, que valla todo el perímetro del Alto de Castro, y crea un laboratorio de investigación y difusión en el acceso al yacimiento, así como un Aula de Interpretación Arqueológica. En la actualidad, los trabajos se centran en la restauración y dotación de un ordenamiento e infraestructuras que permitan entender el conjunto monumental de Clunia.
La Villa Romana de Baños de Valdearados
Miguel Ángel de la Iglesias y Darío Álvarez, también fueron los encargados de diseñar un centro para musealizar los mosaicos de la Villa romana de Baños de Valdearados, un pueblo cercano a Clunia. Teniendo en cuenta este factor y con la misión de hacer entender la importancia del desarrollo paralelo de los dos yacimientos como herramienta dinamizadora del territorio, los alumnos del Máster pudieron observar los resultados de la intervención y conservación de la Villa.
La influencia e importancia de Clunia impuso también la situación de numerosas villas por la zona, que abastecían las necesidades de la gran ciudad. Baños de Valdearados fue descubierta por casualidad cuando una excavadora trataba de nivelar los terrenos de la zona y empezaron a brotar del suelo restos de cerámica y mosaicos.
Se trata de una villa de grandes dimensiones, de la cual, solo está excavada un 10%, y alberga en su interior impresionantes mosaicos dedicados al dios Baco y las diosas Ceres y Fortuna. Mosaicos, que en realidad son reproducciones, pues los originales fueron expoliados y destrozados en 2011 tras un robo, que no tuvo en cuenta las dimensiones de las piezas para poder sacarlas íntegras del centro.
Territorio, población y Patrimonio unidos para un nuevo futuro
Es en este contexto actual, cuando se hace necesario elaborar un proyecto para la dinamización cultural de Clunia y sus alrededores, con el fin de garantizar, con el apoyo de instituciones públicas y privadas, un plan de futuro para el yacimiento enfocado en el entendimiento de su riqueza patrimonial y en las posibilidades que este puede ofrecer para el desarrollo económico de su entorno.

De esta manera, se abre la opción de nuevas inversiones que permitan profundizar en los trabajos arqueológicos para sumar más valor a este enclave y configurar una oferta de ocio completa, que además de historia y patrimonio, enseñe una fotografía de las muchas posibilidades de futuro que una buena gestión puede dar a una pequeña comarca.
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