Para los alumnos del Máster esta era una de las visitas más esperadas del año. Estábamos ansiosos por conocer los restos de la ciudad Romana de Clunia en Burgos y el yacimiento de Tiermes, a caballo entre Soria y Guadalajara.
En el castro burgalés, nos esperaba con los brazos abiertos Rosa Cuesta, arqueóloga del yacimiento y compañera de curso. Junto a ella Miguel Ángel de la Iglesia y Francesc Tuset, codirectores de Clunia, quienes nos fueron desgranando la historia del yacimiento. Gracias a ellos descubrimos que fue el equipo de Pedro de Palol, catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid, quien en el año 58, retomó las excavaciones sistemáticas en Clunia, tras el parón que supuso la guerra civil. Antes del conflicto, Blas Taracena ya había desarrollado una importante labor desde 1931 hasta 1934. Fue precisamente ese año, en época de la República, cuando el yacimiento obtuvo la declaración de Monumento Nacional (lo que ahora es un BIC).
El equipo de Palol trabajó en el Foro, las Termas y el Teatro, donde ya habían excavado a finales del siglo XIX y principios del XX otros arqueólogos como Narciso Sentenach o Ignacio Calvo.
Es en el año 1994 cuando Miguel Ángel y Francesc se hacen cargo de la dirección de los trabajos y elaboran un primer Plan Director, destinado a poner en valor las excavaciones desarrollados hasta entonces, mediante el aprovechamiento de algunas de las infraestructuras existentes y el diseño de algunas nuevas, como el centro de visitantes o el laboratorio de materiales.
Mucho más que un laboratorio
La encargada de explicarnos el trabajo que se desarrolla en el laboratorio fue Rosa, quien nos contó que este era el área de investigación y almacenaje. En este espacio, pudimos disfrutar de diferentes muestras de cerámicas, restos arqueológicos…, mientras nuestra compañera nos explicaba que “absolutamente todas las piezas que se sacan del yacimiento se lavan, se documentan y se inventarían”. Restos, como los del Teatro, que han hecho posible la reconstrucción de tan emblemático espacio.
Del laboratorio pasamos al Aula de Interpretación donde obtuvimos información complementaria mediante los medios audiovisuales y la exposición de materiales excepcionales que proceden de la ciudad romana. Un ejemplo que a todos nos fascinó fue la reconstrucción de la Diosa Fortuna, y cómo para no, su ensamblaje supuso localizar y encajar más de 300 fragmentos, sin duda, un reto solo apto para expertos.
La recompensa a años de esfuerzo
Impresionados aún por el trabajo, nos dirigimos al Teatro y probablemente no haya palabras que hagan justicia a su belleza. Los trabajos de excavación y restauración de este espacio se desarrollaron, fundamentalmente entre los años 2000 y 2011. Gracias a ellos sabemos, por ejemplo, que el teatro fue construido en el siglo I de nuestra era, situándolo en el borde oriental del cerro, para aprovechar una ladera en forma de media luna.
El recorrido continúo por los tres edificios termales – los del Foro y los de Los Arcos -, lugares que, según nos comentaron, los romanos no solo utilizaban para su aseo, sino también como punto de encuentro, como espacio de reunión social para conversar, comer, leer…
También pudimos ver algunos restos de arquitectura doméstica. Clunia es una ciudad muy extensa y de sus ruinas se han obtenido varios tipos de viviendas que se adecuaban al nivel de vida de sus habitantes: las casas de las familias importantes o adineradas disponían de espacios de recepción, de vivienda familiar, que solían estar decorados con mosaicos polícromos o pinturas parietales, así como grandes espacios ajardinados.
Nuestros guías terminaron la visita explicándonos que las Termas y el conjunto del Foro son los lugares en los que aún quedan trabajos pendientes que, esperan poder afrontar con la aprobación del nuevo Plan Director y el apoyo de la Diputación de Burgos. Iniciativas que sumadas a la construcción de un nuevo edificio de recepción, servirán para revalorizar el yacimiento y para seguir dando a conocer la historia de la ciudad romana de Clunia.
Una nueva forma de ver y entender las ruinas
Desde aquí nos fuimos al yacimiento de Tiermes, en el límite entre Soria y Guadalajara. Uno de los puntos de menos densidad de Europa que, sin embargo, conserva la impronta de lo que en tiempos fue una gran ciudad.
Miguel Ángel de la Iglesia dijo una frase que se me quedó grabada: “La emoción nos anula la memoria” y es que, antes de la actuación en Tiermes y de la intervención en el lugar del Laboratorio para la Investigación e Intervención en el Paisaje Arquitectónico, Patrimonial y Cultural (LAB PAP), la gente ya visitaba este lugar y querían volver porque había algo en él que les resultaba atractivo, quizá, el hecho de ser una ciudad ausente, en la que tan sólo quedan los restos de las construcciones que entraban en contacto con las rocas.
El LAB PAP, del que Miguel Ángel forma parte, es un equipo de investigación de la Universidad de Valladolid, que trabajó en Tiermes con dos objetivos fundamentales: por una parte, explicar el origen del yacimiento y, por otra, aprovechar su evolución, lo que se había ido generando, el resultado de la ausencia.
Ejercieron diferentes labores para conseguirlo, como fue la restauración y conservación de los restos entre 2007 y 2008 para detener el deterioro del Foro. Los trabajos se documentaron con precisión e incluso incorporaron fotografías aéreas realizadas con dron.
Posteriormente, entre 2009 y 2011 se efectuó la “musealización in situ”, mediante el diseño de caminos, pasarelas, escaleras y miradores que mejoraban la accesibilidad al yacimiento, a la vez que establecían un recorrido completo para la visita, con elementos informativos y llamadas de atención. Así quedaban estructurados y unidos el nuevo y el viejo paisaje, reforzando la geometría original de la ciudad ausente.
Más tarde, en el 2013, se realizó otra intervención, que ampliaba el recorrido de la visita del yacimiento arqueológico hacia la ladera sur de la ciudad asentada sobre la roja roca arenisca, ofreciendo nuevos puntos de visión, no sólo de los restos del yacimiento sino también del paisaje. Un concepto muy novedoso, que permite una amplia variedad de lecturas.
La visita por los dos yacimientos, de la mano de quienes mejor los conocen, de verdaderos profesionales fue tan productiva que la conversación se prolongó hasta la madrugada. Un placer departir, resolver dudas y charlar con profesionales de la talla de Miguel Ángel, Rosa o Francesc, que supieron sembrar en nosotros la necesidad de volver para seguir aprendiendo.
Un artículo de Julia Martínez Rojo
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